Un día dos grandes poetas y humoristas decidieron hacer una obra poética-visual en conjunto, llena de crítica y sarcasmo, utilizando recortes de periódicos de la época para transmitir sus ideas, El Quebrantahuesos de Lihn y Parra.
Hoy este festival saca de la tumba a Enrique y devuelve la juventud a Nicanor, intentamos seguir el camino del collage y unir a bandas emergentes de distintos registros, todas unidas con el pegamento de los sonidos eléctricos y buenas letras, al aire libre y disponible para quien lo desee.

lunes, 19 de mayo de 2014

Sergio Larraín, su retrospectiva mi contradicción

Museo Nacional de Bellas Artes, 27 de marzo – 14 de julio


Enfrentarse al desnudo a la obra de Sergio Larraín puede situarnos ante una serie de prejuicios. Comenzando por el origen familiar del artista, de los Larraínes adinerados, de esos que manejan Chile.  Que Larraín Vial, una de las corredoras de bolsa más importantes del país auspicie la muestra y toda la parafernalia que esto involucra, que el Museo de Bellas Artes, el Metro, la Dibam, Transantiago y TVN entre otras, como si la cultura en el país fuera algo tan cotidiano que involucra la energía de un montón de organismos para auspiciar a un fotógrafo. Esos mismos que en Chile tienen que vivir de matrimonios y eventos sociales de los ejecutivos de estas mismas empresas, esos que son tratados como unos sirvientes más, esos que con esfuerzo juntan apenas unas cuantas lucas para tomarse rincones de la ciudad y poder mostrar algo de su obra artística, de su juego, en un panel de la construcción de un edificio o en un paso nivel. A diferencia de un Larraín que fue enviado a estudiar a Europa cuando decidió el camino del arte, dando cuenta que la fotografía en el siglo XX fue una cosa de elite y para la elite.

Junto con el origen de Sergio Larraín, también en su obra podríamos encontrar elementos que molestan, en el fondo, por ejemplo, el uso de los niños vagabundos de Santiago, como esa estética que Chaplin nos mostró años antes y que incluso toda una estética durante el siglo XIX puso incapié en ello. Entonces ¿qué es lo nuevo que nos muestra el fotógrafo? ¿Una radiografía de Chile, como para situarnos dentro de la vanguardia de lo visual? Esa apropiación es molesta, aparte nos hace pensar en el rol de la fotografía, los modelos dejan su alma para el lucimiento de un tipo que tuvo los medios para captar ese instante. Lo mismo con los bares y prostíbulos de Valparaíso, después de tener las décimas populares y las cuecas choras, pareciera que Larraín tan sólo se queda en la superficie.

Pero quitémonos el prejuicio del resentimiento social y vamos un poco más allá. Claro está que no hay que nacer en cuna de mimbre para ser un buen artista. Todo lo contrario, el oficio y la perseverancia son  finalmente  los jueces, y el tiempo es quien les da la razón si sí o si no.  En el caso de Larraín el tiempo ha acrecentado su obra y no es casualidad, su composición es exquisita, todo se ve enmarcado con una sutileza envidiable, la luz es su aliada siempre. El buen ojo del fotógrafo indudablemente lo sitúan en un nivel alto. El blanco y negro realza en varias ocasiones ciertos detalles que muestran la belleza donde no la hay.

Es así como esta obra me llena de contradicciones, me llevé el reto de mis amigos fotógrafos porque en su biografía hay mucho de lo que se escapa a ese prejuicio inicial, él estuvo donde las papas queman en momentos de difícil acceso, fue pionero en esta radiografía (más bien fotografía pero sería redundar en él mismo) y dejó constancia de la realidad de lo precario. Lo que nuevamente trae a colación que esto es de elite, al parecer enfrentarse a su obra sin considerar su biografía es inútil. Si no conocemos de técnica fotográfica que nos queda, sí, es cierto que son bellas fotos, ¿pero qué más?, me encantaría tener esa sensibilidad y ver lo que los otros, no sólo porque es cool o es Sergio Larraín, el gran fotógrafo, con ese tremendo libraco a todo cachete que se imprimió hace un tiempo.

Pero me quedo con Cortazar que decía que un cuento era comparable a una fotografía, que debe ganar por knock out a diferencia de la novela que gana por puntos. El mismo Cortazar que le dedicó el tremendo cuento ‘Las babas del diablo’ que inspiró el brillante film Blow-up de Antonioni, y que a su vez tuvo la musicalización exquisita de Herbie Hancock. Lo que muestra el alcance de una obra que soy incapaz de percibir, porque para mí la fotografía de Sergio Larraín no gana por knock out, sino que apenas lo hace por puntos, pero soy un juez ignorante en el tema, seguro habrán a quienes la patada en lo’hocico de la foto de una niña hija de un pescador en Puerto Montt lo haya botado sin poder volver a levantarse, mientras tanto me detendré a mirar la instalación de un colectivo de fotos y las encontraré buenas, no sé si me emocione como con un libro o la música, pero esa es la incapacidad de quien le habla

La Música es Libre

Entrevista a Tata Barahona


 ¿Tú elegiste el camino de la autogestión?
 Mira, yo cacho que el tema de la autogestión me llegó por rebote, lo que pasa que en el Calenda Maia (toco en un grupo que se llama Calenda Maia, hacemos música y teatro medieval) grabamos una primera producción discográfica y esa producción quisimos moverla a través de los sellos discográficos y fue un desastre, nosotros tuvimos muy malas ofertas de ellos, entonces decidimos con el grupo enfocarnos en una experiencia personal, y decidimos sacar el disco nosotros solos de manera independiente y eso trajo muy buenos frutos, así nuestro segundo y tercer disco con Calenda Maia siempre lo hicimos así. Entonces cuando llegó el momento de yo hacer mis propias cosas tenía esa experiencia y trabajé toda mi obra musical en función de esa misma forma de trabajo en el fondo, que es no asociarse con grandes instituciones, o un poquito nomás.

 ¿Cuál fue el camino para llegar a ser músico?
Bueno empecé a tocar a los 14 años  de forma autodidacta, después como a los 17 empecé a tocar en público y me encantó, tuve buenos resultados además, tuve como buena llegada, después cuando entré a la universidad me integré al grupo Calenda Maia donde me dediqué a la música medieval y descubrí el oficio de lutier que es el oficio que ejerzo.  Mis canciones siempre fueron una especie de hobby nomás  po’, algo personal hacer canciones,  me presentaba poco en público en verdad mi trabajo artístico estaba enfocado lisa y llanamente en Calenda Maia y después se dio que la canción se hizo muy conocida, una canción muy en particular mía y eso me hizo ser más reconocido y me empezaron a invitar a tocar y volví nuevamente a la cosa de la autogestión. No tengo un manager ni un productor, bueno, un productor discográfico sí, la persona que hizo mi primer disco, pero no tengo un manager que vea mis o mis reuniones o mis tocatas eso es autogestión solamente, es que es como el oficio del artesano y eso es lo que somos los músicos en el fondo también.

 ¿Cuáles son las dificultades de la autogestión en relación al camino de la industria?
Yo creo que cualquiera de los caminos tiene un montón de dificultades, de pronto el camino independiente, lo que pasa es que el artista independiente es como cualquier persona que trabaja independiente, un zapatero, te iba a decir un médico, pero hay una gran diferencia en el rango de las lucas, es muy difícil en nuestro país ser una persona independiente, no tener un contrato de trabajo, el medio es más hostil y es más desconfiado con la gente así, pero el medio musical en sí es muy muy difícil, todo depende el buen contacto, del buen pituto o darle el palo al gato que es lo que le pasa a muchos.

 ¿El boom de ‘La mejicana’ te ha traído alguna molestia?
No, en ningún caso molestia, a lo que yo apelo es a hacer miradas más profundas nomás,  nunca llegó a ser molesto en el sentido de hacerme enojar, pero yo sé que hay una cosa ahí que es muy particular, por el hecho que la gente de inmediato me reconozca por el tema de ‘la mejicana’, y que de la mejicana recojan solamente los garabatos, cachay, sin ver el contexto, pero esa es una lectura más superficial aún, no, no me molesta. Porque sé que las lecturas más profundas que la gente está haciendo de esa canción o de otras de mi obra los llevan a un universo completamente distinto, yo le tengo ene cariño en verdad a la mejicana, lo que debo haber dicho en esa entrevista es que gente que le gusta esa canción la tiene como caballito de batalla de juerga, como pa’ la risa, de “mira, estamos pasándolo bien, estamos todos copeteando en una fiesta, en un asado, pongamos algo pa’ reírnos, se pone la canción, y está bien, porque entra a través de la risa, pero de los veinte que disfrutan en ese asado, hay cinco que dicen “pucha pero qué terrible, porque eso en verdad pasa” y ahí viene una reflexión o en fin, cosas que pueden o no pasar.

 ¿Cómo es tu relación con los medios y redes sociales?
Yo durante mucho tiempo, aspiraba a que los medios fueran la plataforma en los que pudiera desenvolverme, en un minuto lo ambicioné, lo soñé,  sonar en la radio, ir a la tele, no sé, la plataforma más común. Como eso era tan complicado y había que tener tanta infraestructura pa llegar a eso, finalmente yo siempre lo fui dejando y me preocupé de hacer otras cosas, finalmente fue la plataforma de internet, la que me catapultó a lo que podríamos llamar “la fama”, al reconocimiento público, entonces eso me convenció que esa era la plataforma, en el fondo lo que vino a ser, guardando absolutamente las proporciones, cuando un tipo un productor descubrió a los Beatles en un local y dijo, “me suena esto” es porque el tipo andaba dándose vuelta por los locales, ahora por qué se hizo famoso esto de la mexicana, porque alguien andaba pendiente de lo que estaba pasando en el internet y lo difundía y lo mostraba y trabajando en eso, se viralizó, cachay, y en vez de ser un productor que dijo “este es un negocio y lo puedo hacer”  fueron muchos los que dijeron, acá hay una obra, cachay. Entonces pa’ mí ha sido tremendamente conveniente porque me salté las radios, me pude saltar la tele que es un ambiente desagradable, y me pude saltar un montón de cosas porque esa plataforma me llevó a las personas,  y que la plataforma me haya llevado a las personas quiere decir que son las personas las que están disfrutando, entonces, no hay tampoco una estrategia de marketing, no hay nada, hay un alzamiento popular,  y eso es lo que yo siento que tiene enorme valor,  independiente el prejuicio que uno tenga con el internet o con un montón de cosas, con el Facebook yo también, tengo ene prejuicios con el Facebook, pero es mi herramienta de trabajo, no ando poniendo “estoy en mi taller en este minuto con dos amigos fumándome un caño” no, no pongo eso, yo pongo de mis tocatas, y hago opinión y hago política en el fondo,  hago opinión de ese tipo, nunca ando peleando con otro, es una herramienta de trabajo, con en algún momento lo fue Myspace, pa’ tener fotos de mis tocatas, fechas de información de mis presentaciones, por eso tengo dos perfiles, ya llené uno,  creé otro y cada vez hay gente metiéndose.

¿Pero esos los manejas tú?
Sí, directamente, harta gente me pregunta eso, me escriben “no sé si eres tú la persona que lee esto…” , a veces pasa que, yo tengo la impresión, de qué a mí mucha gente me conoce, pero no soy famoso,  en el sentido de que yo puedo salir a la calle libremente, y yo puedo manejar mi agenda, me imagino, por ponerte un caso, que Américo no es capaz de manejar su agenda,  porque debe tener una agenda enorme y él está preocupado de otra cosa,  yo en cambio, como soy un artista más pequeño o estoy en una esfera, o masa de público más pequeña, me puedo manejar yo sólo, yo me imagino, no sé cómo será más adelante, yo todavía puedo mantener mi taller, mi vida de papá y mi vida de músico.

 ¿Cómo nace el disco ‘Fotografías’?
El ‘Fotografías’ es un disco que nace, a propósito de este fenómeno de ‘la mejicana’ que se hizo conocido, fue tal la explosión que se empezó a producir que un querido amigo y compañero de Calenda Maia Rafael Egaña me dijo, bueno él durante años me había insistido, podríamos hacer un disco con tus canciones, que son muy buenas, y fue una cosa que siempre habíamos tenido de acuerdo, pero yo siempre las iba pateando porque no era mi afán, entonces cuando pasó esto de ‘la mejicana’ y empezó a salir mucho, entonces el gallo me pescó y me dijo “este es el momento, la única posibilidad ahora, es que lo grabes y lo vamos a grabar a lo grande” y lo grabamos en el estudio ‘Madre Selva’ que es el estudio donde habíamos hecho los dos discos anteriores de Calenda Maia, y fue una cosa de una semana, grabamos en tres días, tres jornadas, después se dedicaron a mezclar,  fue todo muy muy muy rápido,  y gracias a eso cuando salió el disco se empezó a vender rápidamente, entonces cuando los tipos de los Larraín lo pusieron en la radio y se empieza a hacer famoso, y yo llego  a hablar con ellos, fue toda una suma de cuestiones que llevó al fin al disco, y en el disco hay canciones antiguas, ‘la mejicana’ es del año 2000, hay varias que son del año 97, como yo venía componiendo hace harto tiempo, entonces apareció este disco, yo puse las canciones que más me interesaban, junto con mi productor del disco que es Rafael, y después pensamos el disco por lo que son las canciones, y por lo que siempre yo había pensado y descrito de mi obra musical que es un registro, una crónica de cosas, en algún momento pensamos en ‘Sonografías’ y hacer la mezcla de la cosa, pero después, no, ‘Fotografías’ nomás, así es el cancionero, fotos.

  ¿Y el oficio de lutier?
Ese, estando en Calenda Maia, una vez me mandaron a reparar un instrumento al taller de un lutier, entremedio había conocido la historia de otro lutier, un profesor muy motivado Luis Coca, nos contó historias de un lutier que él conoció, una historia muy bonita y yo quedé como súper inspirado, y siempre yo he sido un tipo de hacer cosas con las manos, desde chico yo hice la ropa de mis muñecos, mis juguetes, la cosa manual la llevaba tan desarrollá que cuando conocí el taller de un lutier y quería tener instrumentos medievales pero me di cuenta que eran carísimos, entonces la única forma de hacerlos era uno mismo, y me dije “voy a probar po” y en el intento, tuve buenos resultados, y eso me impulsó a seguir y luego ya dejé mi profesión de profesor de música pa dedicarme a la…

¿Te dedicas 100% a ser lutier?

Sí, y músico. Lutier, músico y papá, esa es la pega que más hago ahora. Bueno hago clases también de esto mismo, de lutería…

“Labios Ardientes” de Emilio Vilches.

Editorial La Polla Literaria, 2014

Un interesante debut nos entrega el novel escritor Emilio Vilches, con “Labios Ardientes”. Una obra que comprende una novela breve, homónima y tres cuentos breves, titulados “Charlie Brown”, “Cuando comenzó la lluvia” y “Libertad”. Se trata de una narrativa que hace confluir diferencias fundamentales, que consisten en la oscuridad de sus temáticas con la brillantez de la palabra, la claridad en el lenguaje que hace que los textos sean de fácil lectura, pese a las licencias gramaticales con las que el autor juega de vez en cuando, sin por ello empantanar el vertiginoso ritmo narrativo con que emergen sus relatos.

El grueso de la obra se trata de la novela breve titulada “Labios Ardientes”. La historia de un cineasta frustrado, fracasado y en un período descendente de su vida, que consigue trabajo en un cine porno, donde se encuentra con un lado desconocido e invisibilizado de nuestra sociedad. Asociaciones turbias, drogas, sexo, perversiones varias y un sinfín de situaciones donde la decadencia y el patetismo tienen sitial de honor.

Claro, todos estos cuadros que Vilches retrata, con detalle algunos, con sarcasmo otros, sirven para mediar en la historia central, que nos entrega a un personaje principal que se va transformando y patetizando, a medida que la sucesión de hechos se le va presentando. Un aspecto bastante sicológico dentro de una novela de apariencia simple. El desarrollo del protagonista nos invita a empatizar con él, pero también a discordar y sentir cómo las situaciones se le van yendo de las manos.

En cuanto al estilo, las referencias a Charles Bukowsky y Hernest Hemingway son patentes. La desnaturalización de los personajes y su desprecio por la sociedad son elementos comunes, aunque no centrales dentro de los motivos literarios de la obra. El lenguaje de los personajes también puede emparentarse, pues Vilches se aleja parcialmente del dialecto chileno, evitando caer en jergas y en elementos lingüísticos que puedan desviar el propio peso de la historia y los personajes a un localismo innecesario.

Asimismo, la historia no acepta redenciones ni reservas morales que puedan dar a entender un desenlace ideal. Se trata de un relato en el que no hay pretensiones de desnudar a la sociedad ni de dar claridad sobre problemáticas que tengan, necesariamente, una correlación con la realidad. La ficción de “Labios Ardientes” puede encontrarse en cualquier ciudad latinoamericana o incluso europea. Los hechos no tienen una relevancia vital desde el punto de vista social, pero son tan universales que el lector puede situarse rápidamente e inmiscuirse de manera significativa.

Un excelente corolario para lo que viene en la obra de Emilio Vilches. Su ópera prima funciona con creces y nos sorprende por la madurez de su relato. Se trata de un texto muy bien trabajado, tanto en lo ficcional como en lo lingüístico y eso se nota de la primera página. Una novela absolutamente imperdible, para seguirle la pista a este promisorio escritor nacional